Este genio alemán y un conocedor de toda ciencia presentada en su época, además de su envidiable moral, al resaltar sus valores frente algún problema y al enfrentarse sobre los demás, nunca vio a alguien como su enemigo si no porque quien era. Leibniz al darnos cuenta de su notable personalidad fue creador de una rama en la filosofía la cual se considera positiva para la comunidad en si, esta rama llamada “teodicea” que se ocupa de conciliar la existencia del mal en el mundo con la presencia de un dios benévolo, es como una perspectiva de Dios providente sabría reducir el Mal a su mínima expresión, muchas veces superable por medio de una tecnología de inspiración humana. Aun así, el Mal es necesario para mantener el equilibrio en un universo interconectado; creer que lo que acontece en la Tierra es lo único importante es una verdadera falta de conocimiento de las fuerzas universales. Además la teología es la justificación de dios, además de esto la teodicea es la que busca razones cualitativas para poder creer en él.
Leibniz plasmo todos sus pensamientos en un libro llamado teodicea por la necesidad de defender la idea de la convivencia de Dios y del mal en el mismo.